Nace una asamblea, perdura la vida: Jáchal no se toca
Desde la llegada del extranjero a este continente, hace más de cinco siglos, América ha sido tierra de saqueo y crimen. La inconmensurable riqueza de nuestro territorio ha sido sistemáticamente enajenada y ha servido para enriquecer a otros a costa de nuestro dolor, de nuestro sacrificio. Más de cinco siglos han pasado y las cosas siguen igual, y nuestro país no es la excepción.
Los sucesivos gobiernos nacionales y provinciales han actuado, en su mayoría, como una verdadera profilaxis del saqueo. Modifican constituciones, redactan leyes, firman compromisos y estipulan instituciones en favor del poder económico foráneo que sigue acumulando riqueza de nuestro dolor, de nuestro sacrificio. En los últimos años, la primarización de la economía es brutal. Considerado como política de Estado, el extractivismo suma a nuestra condición de zona de saqueo un agravante bestial, nos convierte también en área de sacrificio. Y el sacrificio es total para generarle ganancias extraordinarias al saqueador se sacrifica el agua, el suelo, el aire… la gente. La megaminería, el fracking, los agrotóxicos y la generación eléctrica nuclear son la garantía de la destrucción de nuestro territorio. Estamos en un tiempo en el que nuestra actitud y compromiso son vitales para salvar lo que nos pertenece de las garras de la codicia criminal. Nuestra generación es la que tiene responsabilidad de actuar, por conciencia o por instinto de supervivencia, contra todo lo que nos pone en un riesgo que amenaza seriamente nuestro futuro. Los argumentos esgrimidos por la corporación extractivistas ya ni siquiera tienen peso para ser discutidos. Y las pruebas científicas de los daños que provoca son interminables y ya no se pueden ocultar. Esta era de las comunicaciones y la tecnología que nos permite enlazarnos entre nosotros y conectamos a la información, también debe ser la era del conocimiento y sobre todo de la conciencia. En honor a nuestra conciencia, y en defensa de los derechos de las generaciones que nos sucederán, hoy es tiempo de parar el estrago. Asambleas, instituciones, ONGs, vecinales, partidos, ciudadanos, todos debemos levantar nuestra voz de manera clara e inquebrantable para decir: NO MÁS SAQUEO, NO MÁS SACRIFICIO. Porque el extractivismo destruye territorios y mata pueblos, y nosotros somos un pueblo que vive y está dispuesto a defender su territorio. Queremos ser un país, queremos ser Nación. Queremos ejercer el derecho de vivir en nuestro territorio de manera sostenible y a resguardo de saqueos y sacrificios, para nosotros y para nuestra posteridad. El tiempo es hoy, ya mismo, no nos quedemos en el intento o en la espera, ellos no paran ni esperan… y el daño sigue minuto a minuto.