Jáchal no se toca

Asamblea Jáchal no se toca

Nuestra América nació como resguardo de la naturaleza

El 11 de octubre de 2020 conmemoramos el “último día de libertad” de los pueblos originarios nacidos en el último territorio expoliado por la civilización. Esa civilización que destruye la creación divina sin ningún pudor, disfrazándola de progreso. Ese progreso que, en pos de un bienestar para el ser humano, arrasa con el medioambiente y la vida de millones de hombres, mujeres y niños, que ni siquiera se asomarán a ese bienestar general que se proclama.

Esa “civilización” y ese “progreso” enriquecen al uno por ciento de la población mundial y hunden en la miseria al 80 por ciento. El resto intenta, durante toda su vida, llegar a pertenecer a ese club selecto. Esta civilización es un verdadero sin sentido, vivir para destruir más y más naturaleza.
Tan lejos estamos de ese respeto por la Madre Tierra que practicaban los primeros habitantes de este continente. Ellos cazaban animales para alimentarse, no para exterminarlos por un fin de lucro. Ellos cultivaban semillas naturales, sin envenenar a los de su especie con agrotóxicos. Ellos hacían minería sin envenenar los ríos con cianuro y mercurio. Ellos utilizaban los bosques para obtener medicinas y talaban arboles según sus necesidades, no para ampliar irracionalmente la frontera agrícola para sembrar soja para los cerdos de china. Ellos no quemaban los bosques nativos para desarrollar emprendimientos inmobiliarios.
La naturaleza estuvo protegida en este continente hasta que llegaron los invasores de ultramar, y, en 500 años de saqueo y contaminación, equipararon el nuevo mundo al desastre que ya habían generado en el resto del planeta.
En el departamento de Jáchal, (San Juan, Argentina) se puede palpar esa lógica irracional de la civilización impuesta a los que nacimos bajo el mismo sol que los pueblos originarios de nuestra Abya Yala (América). El pasado 8 de octubre de 2020 los concejales oficialistas Cintia Aballay, Rubén Godoy, Jorge Kuky Ortega y Carlos Balderramo no aprobaron un proyecto de ordenanza que pretendía preservar, de la actividad megaminera contaminante, todo el acuífero de Huachi y sus recargas. Casualmente, o no, el mismo día se cumplieron 125 años del nacimiento de Juan Domingo Perón. Es decir, en la misma fecha llevaron a cabo la traición de sus promesas de campaña, para traicionar al Pueblo de Jáchal y para traicionar el legado de su líder, ya que Perón escribió en 1972: “La lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera, contra el despilfarro de los recursos naturales, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e internacional.”
Con su actitud los concejales “peronistas y bloquistas” le quieren dar vía libre a las corporaciones megamineras para que destruyan el acuífero de Huachi, última fuente de agua sin contaminar que le queda al Pueblo de Jáchal.
Todos los actuales concejales prometieron hace un año, en campaña, proteger el acuífero de Huachi, solo Analía Carrizo y Felipe Tañez cumplieron presentando el proyecto de ordenanza. Los demás traicionaron aquellas promesas públicas buscando tristes e indignantes pretextos.
Y si de coincidencias de calendario hablamos, también queremos recordar otros hechos.
El, 11 de Octubre, se cumplieron 15 años del comienzo de la explotación contaminante de la Mina Veladero. También se cumplieron siete años del accidente que sufrió José Luis Gioja en el helicóptero de la provincia de San Juan, mientras realizaba un viaje ilegal, de campaña proselitista en el helicóptero de la provincia.
Parecen hechos aislados, sin embargo no lo son, la inauguración de Veladero un 11 de octubre no fue casualidad, fue una muestra de abuso, fue una burla para los Pueblos de Abya Yala, que ese día conmemoran con dolor el último día de libertad de los pueblos americanos. Lo otro, una muestra más del abuso cipayo de quienes traicionan a los suyos apropiándose de los bienes comunes, que obran con impunidad y desoyen los llamados de atención que el universo brinda.
Desde la Asamblea Jáchal No Se Toca, deseamos fervientemente que en nuestra Abya Yala no permitamos nunca más: genocidios, saqueos, contaminación, abusos y traiciones.
Y que nuestra tierra vuelva a convertirse en un resguardo de la naturaleza, en el jardín sagrado dónde la biodiversidad celebra su existencia, dónde la fraternidad y la coexistencia se materializan, dónde la vida se abre camino, inconmensurable y pura.